Presentación del libro «Adicción y toxicomanías. Consideraciones preliminares» de Vladimir García
por Vladimir García - 28/05/2021 4:00 pm

Lo que hoy conocemos como droga ha estado presente en las comunidades humanas desde el origen; plantas, ungüentos y bebidas han sido utilizadas principalmente en contextos rituales, después con fines terapéuticos –como anestésicos- y de ahí como entretenimiento; desde que la investigación científica despojó a la droga de su dimensión sagrada, convirtiéndola en objeto de consumo. Parte del fracaso de las campañas gubernamentales antidrogas, tiene que ver con un carácter de nuestra época, es decir, hay en el propio enunciado preventivo algo que va en el sentido opuesto de lo que pretende remediar. Es la ideología del bienestar, de la comodidad, el hedonismo, del estilo de vida saludable en su reverso. El consumo de drogas -una vez objetualizadas- en las sociedades contemporáneas ha dado lugar, junto con otros elementos propios de la civilización occidental, a una locura tóxica. Ésta se caracteriza por estar separada de las prácticas sociales habituales y permitidas. Aún cuando no haya criterios claros para diferenciarla de las adicciones, más que la funcionalidad social. Por otra parte, sí se puede diferenciar con claridad de las prácticas rituales ajenas al mundo occidental. Me parece necesario poder distinguir las condiciones existenciales que conducen a una adicción y a una toxicomanía. En una primera mirada, las adicciones –cualesquiera que sean- acompañan a la vida cotidiana, la hacen llevadera, en tanto que las toxicomanías ocupan el centro de la vida cotidiana que se ha salido de la funcionalidad. A partir de este planteamiento, se puede afirmar que las adicciones, pero sobre todo las toxicomanías, son refractarias a las terapéuticas de cualquier signo y por ello se hace necesario estudiarlas en su singularidad, en el caso por caso propio de la práctica del psicoanálisis; es por ello una tarea que queda pendiente hasta que podamos comprender ontológicamente el uso de drogas. Es necesario entonces partir de una idea clara de lo que el ser humano es, ese que hace uso de las drogas, de las características que le son inherentes por su historia y por la época que le corresponde vivir. He querido mostrar que hay una condición previa a toda posibilidad tanto teórica, de comprensión del consumo de drogas en nuestra época, como terapéutica, tal condición es la confrontación con un límite infranqueable que se hace patente en un determinado momento de la vida de los consumidores, el límite mismo de la existencia que conduce, es una posibilidad, a lo que Heidegger ha llamado en Ser y Tiempo, precursar la muerte.

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