por Gabriel Gallegos Cantú - 28/04/2023 4:00 pm
A 93 años de la publicación de El malestar en la cultura (1930), Freud ya nos advertía de las afrentas e hiperpotencias a las que todo sujeto se veía en la irremediable situación de hacer frente. No es secreto alguno la metamorfosis sociocultural que vivimos en los presentes tiempos, sean estos políticos, legales, económicos, pero, sobre todo, técnicos. Este último ha permeado en la subjetividad neoliberal, hoy nos encontramos en un ascenso que crece de manera exponencial a tal grado que es extraño aquello que no se ve sometido a su régimen. Deviene como neoreino, como la nueva tierra prometida. La cultura siglo XXI guarda culto a la técnica y a los dispositivos y medios que esta produce. Hoy la técnica ya no es solo comunicación, puesto que también cría y, en ese sentido, se posiciona como objeto que constituye a la psique, como objeto anaclítico tal y como lo plantea Freud, objeto modelo en el cual el yo por devenir se apoya para construirse. Bajo esto hecho el sujeto se torna, diría Heidegger, extensión de la máquina y, con ello, gestando un culto técnico, una cultura anaclítica.